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Alcoholismo, la adicción más difícil de aceptar

  • Foto del escritor: Melina Gancedo
    Melina Gancedo
  • 1 sept 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 27 sept 2021

El alcoholismo es un problema de salud producido por el consumo compulsivo de alcohol, el cual es capaz de generar dependencia física y psicológica. Se trata de una ingesta desmedida, problemática, difícil de controlar por la propia voluntad.


Está causado por múltiples y variados factores: predisposición física, vulnerabilidades psicológicas y factores sociales que faciliten el consumo.


Se suele naturalizar y aceptar socialmente el consumo de alcohol en exceso y en el imaginario social se considera alcohólico a quien se lo ve alcoholizado durante el día, en situación de calle, iniciando su consumo en las mañanas o bebiendo todos los días de la semana. De esta manera quedan invisibilizadas otras formas de alcoholismo. Éste no está determinado por la cantidad de alcohol que una persona consume por día sino por cómo esa persona se relaciona con el alcohol: con dependencia, necesidad, compulsión y dificultades para estar sin consumir. Es decir, una persona es alcohólica por cómo toma, independientemente de que tome todos los días, un día a la semana o mas esporádicamente. Sin embargo, no es alcohólica cualquier persona que consuma alcohol, ya que puede haber consumo sin establecer un vínculo de dependencia y adicción con él.


El alcohol una vez ingerido en el organismo produce dos acciones contrapuestas. Un efecto desinhibidor y un efecto depresor. El primero bloquea partes del cerebro encargadas del pensamiento, la capacidad de reflexionar, la conciencia moral, los valores éticos; y sobreestimula impulsos y emociones. Esto nos permite comprender que una persona alcoholizada pueda mostrarse diferente respecto a cuando está sobria e incluso incurrir en delitos sin posibilidad de control, lo cual, sin consumo, no llevaría a cabo. El efecto depresor inhibe el sistema nervioso central provocando una disminución en sus funciones: menor atención, menor coordinación psicomotriz, somnolencia, sensación de agotamiento, entre otros, llegando en casos extremos al paro respiratorio y muerte.


¿Por qué van aumentando las cantidades o sumando nuevas bebidas alcohólicas?


Porque el cuerpo genera tolerancia a la sustancia, es como si se acostumbrara y no genera el efecto esperado, entonces se hace necesario tomar más cantidades de alcohol o bebidas alcohólicas más fuertes para lograr los efectos que se buscan.


¿Por qué la persona alcohólica no puede parar de tomar?


Otra concepción a desnaturalizar refiere a las razones de la dificultad, en unos casos, y a la imposibilidad, en otros, de parar de beber. No es por gusto, capricho ni por vicio, es por la fuerte compulsión a tomar que siente la persona alcohólica, que llega a tornarse irrefrenable y que escapa a su control voluntario, porque se encuentra en una situación de dependencia física y psicológica. ­­­El cuerpo pide el alcohol y la cabeza lo necesita para seguir. Además sin consumo se desarrollan los síntomas de la abstinencia, la cual se presenta con sensaciones desagradables, manifestaciones físicas, ansiedad, irritabilidad, angustia y fuertes ganas (necesidad) de tomar.


Lic. Melina Gancedo

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